LA IMPORTANCIA DE LA CONVIVENCIA.
El Plan de Estudios 2011 señala las competencias que se deben desarrollar en el alumno a lo largo de su educación básica para que a su vez pueda desarrollarlas a lo largo de su vida. Estas competencias son: Competencias para el aprendizaje permanente, competencias para el manejo de la información, competencias para el manejo de situaciones, competencias para la convivencia y competencias para vivir en sociedad.
Éstas tres últimas tienen inmersa el tema de la convivencia pues hablan de que el alumno para su desarrollo requiere: enfrentar el riesgo, la incertidumbre, plantear y llevar a buen término procedimientos; administrar el tiempo, propiciar cambios y afrontar los que se presenten; tomar decisiones y asumir sus consecuencias; manejar el fracaso, la frustración y la desilusión; actuar con autonomía en el diseño y desarrollo de proyectos de vida.
También para desarrollarlas requiere: empatía, relacionarse armónicamente con otros y la naturaleza; ser asertivo; trabajar de manera colaborativa; tomar acuerdos y negociar con otros; crecer con los demás; reconocer y valorar la diversidad social, cultural y lingüística.
Así como decidir y actuar con juicio crítico frente a los valores y las normas sociales y culturales; proceder a favor de la democracia, la libertad, la paz, el respeto a la legalidad y a los derechos humanos; participar tomando en cuenta las implicaciones sociales del uso de la tecnología; combatir la discriminación y el racismo, y conciencia de pertenencia a su cultura, a su país y al mundo.
Si todas las anteriores conductas que nos marca nuestro Plan de Estudios de Educación Básica las debemos desarrollar en nuestros alumnos, solamente las podemos lograr si educamos en valores y en una educación para la paz. Pero para ello debemos lograr una convivencia educativa de calidad.
En los consejos técnicos escolares la convivencia escolar es una de las prioridades educativas que deben estar plasmadas en la Ruta de Mejora Escolar. Desgraciadamente en muchas escuelas al apartado de “Aprender a Convivir día a día” que contiene la Guía Mensual de los CTE, no se le dá la importancia debida y en ocasiones se omiten la realización de las actividades que se marcan en ella.
Un centro educativo es un centro de aprendizaje pero también un espacio de convivencia y educación para la convivencia. Con todo, y de forma paradójica, a menudo la educación para la convivencia queda relegada a pequeños ratos sustraídos de las horas de formación en asignaturas troncales. Mientras, los conflictos y las dificultades para resolverlos acaparan tiempo, energía y angustia de toda la comunidad.
No educamos suficientemente para la convivencia, hay indicios claros de que los instrumentos de los que actualmente disponemos para convivir pacíficamente, no responden a las necesidades de las personas del centro. En otras palabras, no dedicamos tiempo a educar para la convivencia, pero detrás del ‘no hay tiempo’ perdemos mucho tratando de resolver conflictos cotidianos cuando deberíamos educar para aprender a convivir y nos evitaríamos de muchos problemas.
Cuando un alumno percibe una convivencia de calidad en su escuela, es un alumno que le agrada asistir, que le gusta el ambiente y que desea permanecer en su escuela. Debemos de darle a la convivencia la importancia que se merece.
LIBIA GARCIA VALENTE
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